Apreciables tutor y compañeras(os) de la especialización docente de nueva cuenta estoy con ustedes para compartirles mis reflexiones de la lectura "La aventura de ser profesor".
Primero es conveniente aceptar el hecho de que no soy profesor de carrera, y que mi incursión en esta profesión en realidad es una aventura. Recuerdo con especial afecto la primera clase de Computación 1, en la que impartí "Lenguaje de programación Basic" y en la interactué de manera oficial como profesor con los estudiantes. Por supuesto el primer día representó un reto para ambos; por un lado yo como profesor tenía que demostrar que poseía el conocimiento de la asignatura a impartir y el control del grupo sobre todo porque teníamos algo en común los estudiante y yo; la edad, yo recién cumplía 20 y ellos oscilaban entre 17 y 18 y bueno durante su vida escolar sus profesores les doblaban la edad; por lo que les resultaba difícil aceptar que alguien tan joven fuera su profesor y que tuviera algo que ofrecerles. Por supuesto al principio padecí ansiedad porque no sabía dar clases; de uno u otra forma imitaba a mis profesores de tal suerte que mi secuencia de clase consistía en pasar lista, inmediatamente dar el nombre del tema o del contenido a tratar en clase, dictar la teoría, escribir ejemplos en la pizarra, explicarlos para vincular la teoría con su aplicación, plantear problemas para su resolución en pizarra, destinar un tiempo de la clase para que los estudiantes hicieran la tarea, revisarla; hacer las observaciones; resolver los ejercicios y dictar ejercicios a los alumnos para su resolución en casa; me esforzaba en mantenerlos ocupados para que no se distrajeran; sin embargo esto no siempre funcionó; algunos alumnos no prestaban atención, no hacían la tarea y distraían as sus compañeros y para esta situación no tenía otro recurso que llamarles la atención; porque era una debilidad mía no disponer de estrategias pedagógicas y/o comunicativas que hicieran más atractivas mis clases.
Algunos problemas que afrontaba en aquel entonces son precisamente los de identidad profesional, disciplina, de comunicación, de adaptación del conocimiento al lenguaje de los alumnos.
En cuanto al problema de identidad profesional que puedo decir no fue tan grave porque día a día fui aceptando que el haberme convertido en docente era una realidad y como tal tenía que responder a las expectativas de los alumnos, de la institución y de la comunidad por lo que me sobrepuse a este cambio de estudiante recién egresado a profesor de educación media superior y fui obteniendo la confianza y seguridad en mi práctica docente día con día.
En lo que respecta al problema de la indisciplina; consideró que la fui abatiendo cuando dialogaba con aquellos alumnos que tenía una conducta o actitud perjudicial en la clase y les convencía de que su proceder no les dejaba nada bueno a ellos y a sus compañeros; afortunadamente en aquel tiempo esto funcionó muy bien y de manera gradual la indisciplina fue disminuyendo.
En lo que concierne a la comunicación efectivamente adolecía de las formas adecuadas de expresión para comunicarme eficazmente con los alumnos; por lo que en ocasiones la transmisión de conocimientos se me dificultaba mis principales aliados para transferir contenidos eran las exposiciones verbales, la pizarra, el gis, los cuestionarios, etc.
En lo que se refiere a la adaptación del conocimiento al lenguaje de los alumnos, si era un problema en esos tiempos porque los contenidos eran totalmente nuevos para ellos y se les dificultaba adoptar la terminología de la asignatura por lo que opté por introducir los tecnicismo gradualmente.
Hoy a 16 años de distancia de haber tenido mi primera clase estoy consciente de que estos problemas de identidad profesional, indisciplina, de comunicación, de adaptación del conocimiento al lenguaje de los alumnos aún persisten en mis clases los problemas se han vuelto más complejos; las estrategias que en aquel tiempo emplee hoy se han vuelto obsoletas y requiero herramientas didácticas para abatirlos o por lo menos reducirlos.
Actualmente me hallo construyendo mi identidad profesional, mis necesidades de estrategias pedagógicas se han acrecentado los muchachos de hoy no son los de ayer; en materia de disciplina requiero capacitación en dinámicas de grupos para hacer mis clases más atractivas y divertidas para hacerlos pensar y sentir, para que participen en las actividades de aprendizaje. El rol de interlocutor no lo desempeño adecuadamente porque tengo carencias en técnicas comunicativas. Referente a la adaptación del conocimiento al lenguaje de los alumnos es aún un reto para mí.
En conclusión la obra de José M. Esteve “La aventura de ser maestro”, como habrán notado me transportó a mis inicios como profesor y me ha permitido ver mis debilidades de aquel tiempo y actuales, de confirmar que el alumno es el sujeto más importante del proceso enseñanza-aprendizaje y que yo como profesor debo poner a su servicio todas mis capacidades, mi tiempo, etc., afortunadamente también me ha permitido vislumbrar los caminos para transformar mi trabajo docente en una aventura para beneficio de los alumnos; por ello me daré a la tarea de reconstruir mi identidad profesional, de adquirir herramientas pedagógicas para afrontar el problema de la indisciplina, investigaré e implementaré nuevas técnicas de comunicación en mis clases y adecuaré los contenidos al nivel y a las necesidades de los alumnos para contribuir a su formación escolar y así cumplir con mi función de profesor.
Atentamente
Carlos Manuel Ramayo Pech
domingo, 7 de junio de 2009
Mi aventura de ser maestro
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